«La flecha del destino, cuando se espera, viaja lenta» – Dante Alighieri
Rumbo al infierno una famosa serie de Netflix que ha dado de hablar y tiene aún más para hablar. Se aborda dentro un mundo oscuro, donde las personas son condenadas por una entidad aparentemente “angelical” para posteriormente ser perseguidas y asesinadas por tres oscuras criaturas. Esos seres figuran ser bestias demoniacas, sanguinarias e imparables, que aparentemente se apoderan de las almas y llevarlos así al infierno.
Bien queridos si lo llevamos al día de hoy sacando esta serie de las pantallas y contextualizando a estas tres horripilantes criaturas. Hoy estas tres bestias podrían tipificar el monstruo del ¿cuándo?, del ¿dónde? Y del ¿Cómo? Son estas tres preguntas que nos atemorizan y nos abrazan con la incertidumbre, llevándonos muchas veces a la oscuridad del infierno preguntándonos: ¿y cuando ocurrió o como lo voy a lograr? ¿Cómo no lo vi venir y cómo será? ¿Dónde será o dónde fue?
Llegamos a un punto de quiebre en nuestras vidas que nos sentimos condenados y aún más por la presión social que nos exige tener en claro estas preguntas y viéndonos así en un viaje sin retorno ni salidas, posterior a esto aparecen estas tres horribles preguntas que nos atemorizan por la incertidumbre del mañana o el cuestionamiento del pasado. La Psicología dice que los que viven pensando en el pasado son los deprimidos, lo que viven pensando en el mañana son los ansiosos y lo que solo viven el día a día son los que viven de una forma más plena ¿TU DE QUE LADO ESTAS?
Hoy en día una de las tantas cosas que nos preocupan y que nos mantienen en una constante tención es la preocupación del ¿cómo, donde y cuando? Queremos saber todo con exactitud quitando el sabor y aprendizaje de los riesgos, queremos vivir felices, lograr metas y objetivos, pero queremos saber cómo lo haremos, donde será y cuando ocurrirá. Estas tres bestias nos quitan la capacidad de asombro y perder esa capacidad de sobreponernos cuando las cosas quizás salieron mal. Nos cuesta poder dar ese paso de fe, pero nos encanta sentir la brisa del mar, pero no lanzarnos y sentir el golpe de las olas. Esto es normal y humano sentir ese miedo. Pero es acá donde vale sobre que ponemos nuestra confianza, si es en nosotros mismos estamos errados, porque siempre dependeremos de nuestras fuerzas y capacidad que tarde o temprano nos cansa, al contrario de cuando aprendemos a depender de lo que Jesús puede hacer en ti, así comenzamos a vivir más tranquilo ya que si su mano sostiene la manilla de la puerta de oportunidad de la vida, todo estará bien.
La fe te hace salir de la barca, la confianza te hace caminar sobre el agua y la esperanza te hará llegar. Querido en momentos solo tendremos que dar pasos a ciegas, estar en esa situación de incertidumbre y la pregunta quizás sea ¿y si caigo? Bueno no pasa nada, no te iras a ningún infierno, si no que te levantas te sacudes y sigues avanzando. Cada vez que caigas significa que vas avanzando las heridas te darán el valor y las agallas de continuar tomando nuevos desafíos cuando veas esas cicatrices.
Estar solo preocupado del cómo, cuándo y dónde… Solo te va a robar tiempo, el aprendizaje de las caídas y quizás robe lo que hay en tu corazón. No esperes momentos ni circunstancias perfectas para actuar, hay muchos que se les da y genial por ellos, pero a nosotros que no se nos ha dado todo, tendremos que someternos a esos riesgos y ver como las heridas hermosean la vida. Querido no hay nada más hermoso que caminar y dar un paso a la vez, aunque en el próximo no veamos nada, confiar en Dios es dar un paso a la vez y confiar en sus palabras que nos dice que el será lampará y lumbrera en nuestro caminar. Sabiendo eso sabrás que no tocaras las puertas del infierno cuando vengan estas tres bestias de preguntas, porque por más que pareciera ser que estas rumbo al infierno, pero lo que parece ser no es, ya que la realidad es que estas tocando el cielo, cuando confías en él.
Tu amigo Nicolas Aranda.