El destacado chef de Monticello encuentra los ingredientes justos para ejercer la
paternidad con cariño, humor y compromiso. Aquí, revela cómo cocina a fuego lento el
vínculo más importante de su vida: el de ser papá.
Cada minuto cuenta en la vida de Benjamín Nast. Dueño de 3 restaurantes (De Calle,
Demencia y De Caleta, este último ubicado en Monticello), jurado en un popular programa
gastronómico de televisión (que está por comenzar su 3° temporada) y con proyectos
varios, quien fuera nombrado Chef del año por el Círculo de Cronistas Gastronómicos en
2019 y reconocido por Latin America's 50 Best Restaurants 2024 (gracias a Demencia),
hace una pausa.
De cara a la celebración del Día del Padre, Nast habla de su paternidad con sinceridad,
humor y cariño. En esta entrevista comparte cómo vive el desafío de equilibrar una agenda
intensa con el rol más importante de su vida: ser papá.
—Este ha sido un año particularmente agitado: televisión, restaurantes y los primeros
meses funcionando con De Caleta en Monticello. ¿Cómo compatibilizas todo eso con
tu rol como padre?
Es difícil. Tengo los restoranes, una nueva temporada en televisión y siempre surgen
cosas en el camino. Además, soy separado, lo que tiene sus ventajas y desventajas…Pero
hace dos años decidí acentuar el foco en mis hijos, que hoy tienen 10 y 8 años. Antes,
incluso con menos trabajo, de alguna forma tenía que funcionar y
salir adelante, quizás estar más alerta, por ejemplo, con todo lo derivado de la pandemia.
Entonces como que no priorizaba tanto el tiempo con ellos.
—¿Y ahora?
Tengo una rutina sagrada: me levanto a las 5 AM de lunes a viernes, voy al gimnasio, me
arreglo, y luego los paso a buscar a la casa de su mamá para llevarlos al colegio. Ese rato en
la mañana es clave, porque me conecta con ellos y me permite estar presente en su día a
día. Además, se quedan una noche a la semana y un fin de semana por medio conmigo. Con
la madre de mis hijos tenemos una muy buena relación. Eso me permite estar tranquilo con
el tema de la crianza.
—Hablas con mucha conciencia sobre el rol de padre. ¿Esto te inspiró a crear
tu próximo libro?
Sí, absolutamente. Estoy trabajando en un libro que se llama ‘Tengo hambre, papá’. Está en
fase de edición y espero que vea la luz el próximo año. La idea es hablar del rol del hombre
en la crianza desde la cocina, pero no como un recetario común.
Es un proyecto donde la intención es más importante que el producto. Si tienes poco tiempo
con tus hijos, al menos que sea tiempo de calidad, que construya vínculo. Porque los niños
crecen, empiezan a tener su mundo, su independencia… y si no te conectas ahora, después
puede ser más difícil.
—¿Y cómo surgió ese nombre tan particular?
“(Ríe) En plena pandemia, una mañana despertamos y no había nada para el desayuno. Los
niños tenían hambre. Encontré mayonesa –que es huevo y aceite –, le eché harina, azúcar y
salieron unos panqueques improvisados. Les encantaron y hasta hoy se acuerdan de ‘los
panqueques de mayonesa’. De ahí nació la idea del libro: una cocina sencilla, familiar,
hecha con amor y complicidad”.
—¿Tus hijos te acompañan en tus jornadas laborales? ¿Van a Monticello?
Sí, van conmigo cuando se puede. Ellos nacieron y crecieron en restoranes, ya entienden lo
que hace el papá. Les gusta harto ir a Monticello.
—¿Alguna anécdota de esas visitas que se pueda contar?
Mmm…no sé si son momentos tan anecdóticos, son momentos simples, pero especiales.
Más de alguien se acerca a pedirme una foto cuando estoy en De Caleta y en algunas
ocasiones, cuando ellos me acompañan, las ofician de mis fotógrafos, jajaja. También se
ríen mucho con una imagen mía que es bien grande y que está en el primer piso del
restaurante de Monticello, en la entrada. Les llama mucho la atención.
–¿Y qué es lo que más los sorprende?
Estar en la zona de niños del Boulevard Monticello y jugar bowling. Lo pasan muy
bien. También les encantan las máquinas de videojuegos disponibles, como que las luces
los atrapa, es un buen lugar para estar juntos en familia. Y por supuesto, comer en los
restoranes que ahí hay, tienes distintas opciones para vitrinear. Ahí aprovechan de hablar
con los otros chefs que están en Monticello, como la China Bazán, Tomás Olivera, Sergi
Arola y Yann Yvin. Cuando vamos, las horas pasan volando.
—¿Qué significa para ti este Día del Padre?
Es un recordatorio de lo esencial. Me gusta verlo no como una celebración personal, sino
como una invitación a todos los padres a involucrarse, a estar presentes. No se trata de ser
perfecto, sino de estar. Y en lo que a mí respecta, si hay una receta que realmente me
importa perfeccionar cada día, es la del vínculo con mis hijos.