“No te rindas, por favor no cedas, aunque el frio queme, aunque el miedo muerda, aunque el sol se esconda y se calle el viento, aún hay fuego en tu alma y aún hay vida en tus sueños. Porque la vida es tuya y tuyo también el deseo, cada día es un nuevo comienzo, porque esta es la hora y el mejor momento. No estás solo. – Mario Benedetti
Era una familia poco común situada en las zonas más rurales de la ciudad y la particularidad es que se componía de un esposo, dos esposas y un par de hijos ¿raro no? Pero si, así era esta familia. Ellos tenían todas las comodidades y solían ir una vez al mes al centro comercial en su Mercedes-Benz para abastecerse durante el mes. En la ciudad ellos tenían un buen amigo que ejercía un cargo religioso importante. Todo marchaba bien para ellos y por lo que sus vecinos también decían, pero de vez en cuando una de las mujeres que este hombre tenía, bajaba sola a la ciudad por un café, le gustaba tener ese espacio para ella y un día fue por el mismo café de siempre y en esta oportunidad entro a la enorme catedral de la ciudad, se da cuenta que estaba vacía, así que aprovecho y se sentó en la primera banca. Había una reunión en la catedral que comenzaba dentro de dos horas más, así que aprovecho la oportunidad de entrar y estar sola. Sentada en primera fila con su vista perdida y penetrante en la cruz que estaba al frente o quizás tan solo mirando las enormes figuras de los vitrales mientras corría una fría brisa escalofriante que la abrazaba y a la misma vez llenándola de una paz profunda, ella no sabe que paso, pero comenzó a llorar y no paraba de llorar, la pintura de sus ojos desaparecía deslizándose por sus mejillas, el largo cabello caía por su rostro entristecido y comenzó a tener una conversación profunda entre dientes con el Dios que ella por años seguía, las palabras apenas salían de su boca por el dolor de su corazón, solo resonaba una pregunta en ella “¿porque Señor?” De pronto se siente de atrás un grito – ¡HEY ESTAS BORRACHA ASÍ NO PUEDES ESTAR ACÁ, UN LUGAR TAN SANTO COMO ESTE! La mujer levanta su rostro y ve que era su amigo, el religioso. Justo ese día él era quien debía dar la conferencia en aquel lugar. Ella con unas simples palabras lo miro y le dijo: No estoy borracha, solo derrame mi corazón a Dios.
A veces solo vemos la punta del Ice-Berger que muestra una persona, sin saber el fondo detrás de él o ella, la historia de vida que carga, de porque es así, actúa y reacciona de esa manera, porque está en ese estado y que es lo que provocó que llegara a tal punto. Y siendo honesto re poco nos importa conocer esa parte del Ice-Berger. Hay una materia que poco a poco nos hemos vuelto expertos, unos profesionales de calificar por lo que vemos “El gordo y el Flaco, La loca, el borracho, la prostituta, el gay, el ateo, la depresiva, etc.” calificamos por lo que vemos, perdiendo así de vista el valor real de la persona. Uno se pregunta ¿cómo un barco tan grande como el Titanic se hundió tan rápido, con tan solo un pedazo de hielo? Es que no vemos bajo el océano la profundidad de aquel trozo de hielo, y es con esa punta de Ice-Berger que vemos que nosotros chocamos a diario, una parte del hielo que no conocemos y que nos hace calificar. Antes de ir con la frase “tú eres así” vamos con la pregunta ¿Por qué es así? Todos queremos una reforma en este mundo, pero salir a las calles con carteles y armas, no llegaremos muy lejos, debemos ser la generación que cambie la sociedad por medio de los valores, del respeto sobre los gustos, de la empatía, honestidad y la verdad. Jóvenes así se revoluciona al mundo, desde la vereda de los valores.
Uno de lo que revoluciono al mundo en su paso por la tierra y hasta el día de hoy, fue Jesús, un tipo que fue contra la cultura, Jesús salía de lo común, caminaba con autenticidad. Cuando lo odiaron el ofreció amor, cuando lo bofetearon puso su otra mejilla. Un Jesús que te enseña que para ser el primero debes ser el último, que cuando quieres ser servido te dice sirve tú, que cuando calificas a alguien te dice ¿Qué hay dentro tuyo primero? Un Jesús que lo llevaron a la cruz, por una etiqueta “EL FALSO MESIAS”
Y a ti que te han etiquetado y tienes un dolor en el corazón que nadie entiende. Te diría que no te calles, no se trata de un desequilibrio químico en tu cabeza, ni de que estás loco. Trata de una parte muy profunda de tu Ice-Berger. Dios sabe cuánto te duele, es por eso que no debes correr de él, si no que correr hacia él. Como la mujer de la historia.
No amortigües tu dolor, escúchalo y deja que este te guie a la dirección correcta, aunque nunca nadie te sepa entender y mucho menos conocer tu historia. Porque entre lo que se fijan de forma superficial y piensan de ti, hay un espacio vacío que es lo que tú haces en silencio y eso Dios lo ve, lo escucha, lo abraza y lo resuelve.
Por cierto, el dolor de la mujer de la historia era que no podía tener hijos, luego de retirarse de aquel lugar y pasar el tiempo, ella tuvo un hijo que lo llamo Samuel y significa “escuchado por Dios” Ana y Samuel continuaron su historia. Querido él te ve, te escucha y se sienta a escuchar tu historia. Es el único que te ama por lo que eres, no por lo que demuestras ser con tu hacer. ¡Esto no es todo amigos!
Se despide tu amigo, Nicolas Aranda.
Comunicador.