La inmigración internacional es un fenómeno sociocultural en aumento a nivel global y Chile no es la excepción, según las últimas estimaciones del Instituto Nacional de Estadísticas y del Departamento de Extranjería y Migración, el 2019 había 1.492.522 personas extranjeras residentes habituales en Chile, lo que representó un incremento del 19% respecto al 2018.
En este marco, las mujeres migrantes en general, y en especial quienes se encuentran en estado de gravidez (período gestacional) tienen que sortear distintos obstáculos en la atención de salud pública, partiendo, muchas veces, por la barrera idiomática. Precisamente para examinar este ámbito en la ciudad de Rancagua, el segundo semestre del 2020 se desarrolló el proyecto de investigación “Promoviendo una cultura de respeto a los derechos sexuales y reproductivos de las migrantes en Rancagua”, realizado por Martina Cociña Cholaky, docente UOH, investigadora posdoctoral e investigadora responsable; Antonia Garcés Sotomayor, coinvestigadora; y los ayudantes de investigación Esperanza Echenique y Matías Castro.
El objetivo de la investigación fue analizar la experiencia sanitaria en atención gineco-obstetra de mujeres migrantes en la Región de O’Higgins, con el fin de incentivar acciones que apunten a una cultura de respeto a sus derechos sexuales y reproductivos. Considerando que la concentración territorial de migrantes en Rancagua es de un 38%, el estudio se centró en dicha ciudad y procuró entrevistar a mujeres de las comunidades más relevantes, esto es, Venezuela (32%), Haití (31%) y Colombia (7%).
En cuanto a la metodología del estudio, Antonia Garcés señaló que dado al contexto de pandemia por COVID-19, el trabajo fue en su mayoría virtual, además, agregó que “la investigación contó con entrevistas a mujeres migrantes de distintas nacionalidades, de distintas edades, que son parte de distintas oleadas migratorias, y también queríamos conocer la percepción del personal de salud, entonces también hicimos entrevistas a hartas personas que tenían distintos cargos en temas de salud y sobre todo de salud reproductiva, a facilitadores interculturales, la idea era poder contar con esa doble mirada y también con una mirada más experta y entrevistamos a varias académicas y académicos que se han especializado en estos temas”.
Tras recabar relatos, tanto de mujeres migrantes como de personal de salud, administrativo y especialistas, se llegó a la conclusión de que las principales barreras en este contexto son la falta de preparación del sistema de salud, la situación administrativa de la persona migrante, el acceso a la información, el idioma, la marca de extranjeridad y la imposición de un patrón de paciente. Aspectos que pueden disminuir frente a estrategias reconocidas en la investigación como las redes de apoyo virtuales y presenciales que se generan entre las mujeres migrantes.
Entre los resultados preliminares destaca la diversidad en las experiencias de atención, en este sentido, Martina Cociña Cholaky sostuvo que “existen diferentes factores que dificultan el adecuado acceso y atención, en ese caso hablamos justamente de la interseccionalidad para dar cuenta de que elementos como etnia, situación socioeconómica y género que se suman e inciden en el resguardo respecto de los derechos esenciales”. También dentro de los resultados cabe destacar la noción que plantea Eduardo Thayer de la “política del buen estado de ánimo”, es decir, que dependiendo del funcionario de turno que atienda las personas migrantes van a recibir una u otra atención.
La investigadora responsable hizo énfasis en que “hay un contexto en términos de saludad pública de un funcionamiento que no cumple los estándares que se deberían esperar, o sea, a partir de lo que nos plantea la literatura, y en este caso nosotros establecemos que cuando hablamos de población migrante, esta situación se agudiza, entonces esta dificultad en términos de recursos, de programas o políticas estatales, justamente que tiendan a satisfacer estas demandas son nulos, y en ese sentido es más complejo por todos estos elementos que se van sumando”.
Cabe destacar que esta investigación se realizó mediante recursos otorgados por la Dirección de Equidad de Género y Diversidades de la UOH, que buscaron incentivar proyectos con este enfoque y así fomentar la creación de redes de colaboración y, eventualmente, difundir productos finales de cada proyecto. Al respecto, su directora, Dra. Claudia Alarcón, explicó que “el desarrollo de la investigación con enfoque de género y diversidades en nuestra Universidad fortalece las herramientas teóricas y prácticas para abordar las desigualdades de género existentes a nivel regional y nacional, y también otorgan legitimidad a estas temáticas en el ámbito académico, lo cual es clave para promover transformaciones sociales. Asimismo, la generación de conocimiento en género y derechos sexuales y reproductivos permite entregar datos basados en la evidencia, que puede ser utilizados tanto en políticas públicas como en la misma academia. En este sentido, la investigación por una parte aporta al desarrollo de conocimiento en esta área, pero por otra aporta a actualizar de manera continua el desarrollo del proceso formativo de nuestros y nuestras estudiantes en temáticas que son relevante para el desarrollo de nuestra región y el país. En el caso puntual del estudio de la Dra. Cociña, nos permite conocer la situación de las mujeres migrantes en nuestra región, y observar cuáles son las principales barreras para el efectivo ejercicio de sus derechos a la salud sexual y reproductiva, las cuales no sólo están determinadas por su género y nacionalidad, sino también por otras categorías que se relacionan como raza y clase social”.